sábado, 31 de diciembre de 2016

Via Postumia. Un camino hacia Santiago desde Italia

Os presento a Stefano Sereni, que se incorpora a este pequeño equipo de blogueros amigos del Camino de Santiago. Espero que no sea el último en hacerlo.

Stefano, Mercedes y yo, os deseamos a todos un feliz 2017
_________________________________________________________

Hola. Os presento la Via Postumia. Un Camino hacia Santiago desde el nordeste de Italia.

La Via Postumia empieza en Aquileia y termina en Génova.

Es un camino largo 932 kms enteramente señalizado con flechas amarillas iguales a las del Camino de Santiago. Hay hasta ahora 160 acogidas para los peregrinos. Son paroquiales, municipales, b&b, posadas y camping. Hay precios especiales para los peregrinos. Hay descriptivos de cada etapa y trazazo gpx. Se pueden bajar todas esas informaciones y materiales en forma totalmente gratuita desde Fb (https://www.facebook.com/groups/319290031614676/) o enviándonos un correo;
stefanosereni1@gmail.com

Es un camino muy joven pero también uno de los más antiguos. Siendo una vía consular Romana de 147 antes de Cristo.

Cruza 6 regiones del norte de Italia permitiendo al peregrino conocer todas esas regiones y su cultura gastronómica e histórica.

La parte histórica es muy importante. Pasamos por ciudades como Vicenza, Verona, Mantua, Cremona, Sabbioneta o Piacenza, todas ellas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

También la parte natural es preciosa. Hay llanuras, montaña, lagos y mar.

Es un camino maravilloso.

Os esperamos aqui.






Villafranca del Bierzo - O Cebreiro

No quiero cambiar de año sin escribir la entrada nº 50 de este blog.

En esta ocasión, voy a tratar de la etapa reina del Camino, de casi 30 km y con los últimos 12 km cuesta arriba. Como he dicho muchas veces, mandan las fuerzas y las relaciones sociales y, para los que les dé algo de miedo esta etapa, hay muchos lugares en los que pernoctar.

O Cebreiro es un lugar mágico y precioso pero, además de tener que pasar este duro peaje, en la época de más masificación, el único albergue que tiene se queda pequeño y eso hace que algunos peregrinos tengan que continuar su etapa o pagar por una casa rural.

En esta etapa hay 9 pueblos intermedios, todos ellos con albergue y bar, por lo que puede elegirse con total libertad en qué lugares hacer una pausa o incluso pernoctar. 

En esta etapa hay dos grandes partes. La primera de ellas es el tramo de unos 20 km que transcurre entre Villafranca del Bierzo y Herrerías/Ferrerías. En estos 20 km se suben unos 175 metros de desnivel y se atraviesan 6 pueblos intermedios, a saber, Pereje/Perexe, Trabadelo, A Portela de Valcarce, Ambasmestas, Vega de Valcarce/A Veiga de Valcarce y Ruitelán.

Como podéis apreciar, algunos de estos pueblos tienen nombre bilingüe. Esto es porque, aunque estamos en la Comunidad Autónoma de Castilla y León, en el oeste del Bierzo se habla algo el gallego, lengua que, según el Estatuto de Autonomía de Castilla y León, debe estar protegida, junto con el leonés. 

En este tramo hay una de cal y una de arena. Abandonamos Villafranca cruzando un puente sobre el río Burbia y, poco después, remontamos río arriba el río Valcarce, que se junta con el Burbia en Villafranca. El paisaje es precioso, entre montañas, con árboles a los lados y el agradable sonido del agua y de los pajaritos y, a medida que va avanzando la etapa, el paisaje se va haciendo más y más bonito. Aunque pienso que es "pecado" hacer cualquier tramo del Camino con auriculares, hacerlo por aquí es más grave todavía.





Lo malo de este tramo es que la etapa transcurre por la antigua N-VI que, aunque está prácticamente vacía de coches, el Camino transcurre por un sosísimo andadero separado de la carretera con bloques de cemento.



Sobre los pueblos que atravesamos, en mi opinión, sin ser bellezones como otros pueblos bercianos como Molinaseca, El Acebo o Cacabelos, todos ellos son agradables y tienen algo que ver: casas antiguas, retablos barrocos en sus iglesias, un hórreo...



Mi recomendación es atravesar todos y cada uno de estos pueblos sin circunvalarlos y, si encontramos abiertas sus iglesias, entrar en ellas.

La segunda parte de la etapa comienza en Herrerías/Ferrerías y es cuesta arriba y, ahora sí, sin asfalto ni cemento. Para llegar a O Cebreiro hay que superar un desnivel de unos 610 metros en unos 8 km. La pendiente no es exagerada, pero hay que tener en cuenta que hay unos cuántos kilómetros acumulados.

En este último tramo hay dos bonitas aldeas de montaña -La Faba/A Faba y Laguna de Castilla/A Lagua- que son una buena alternativa para pernoctar.



Este último pueblo, situado a poco más de 2 km de O Cebreiro, es el último de la Provincia de León y, poco antes de llegar a la meta, tenemos el mojón que indica cambio de Provincia y de Comunidad Autónoma.

O Cebreiro es un pueblo completo, que tiene belleza, historia y leyenda. Comenzando por lo primero, hay belleza en O Cebreiro y desde O Cebreiro. En primer lugar, tiene bonitas casas rústicas de montaña hechas en piedra, así como pallozas celtas, con planta oval, muro de escasa altura y tejado en forma de cono con planchas de madera y paja de centeno.




Pero, además de ser muy bonito por su arquitectura, si el tiempo acompaña, que no siempre ocurre, desde O Cebreiro hay unas vistas magníficas del Bierzo (la foto en la que salgo yo) y desde Galicia, que es espectacular si tenemos la suerte de que arriba esté despejado y abajo haya niebla.



Como decía, O Cebreiro también tiene historia y leyenda. Empezando por la historia, este pueblo tiene mucho que ver con la historia contemporánea del Camino y, en concreto, con las flechas amarillas, que son una creación del párroco de O Cebreiro Elías Valiña (1929-1969). Si no me han informado mal, acudió al Ministerio de Obras Públicas para pedir ayuda para señalizar el Camino y, lo que hicieron fue darle pintura amarilla sobrante de las obras de construcción de carreteras. Es mucho lo que hablaría de este gran hombre, pero necesitaría para ello una o más entradas, así que os invito a preguntar a Google.

Y, por último, una leyenda que tiene como escenario su templo prerrománico. Hacia 1.300, un hombre muy beato se desplazaba a diario tres kilómetros para acudir a misa a O Cebreiro y, un día en el que hubo una gran tormenta, ese hombre fue el único que acudió a la celebración. Al verlo, el cura se burló de él diciendo que había acudido con una gran tempestad y fatigado para ver un poco de pan y vino. Entonces, al realizar la consagración, Dios convirtió la hostia y el vino en carne y sangre como respuesta a la falta de fe de aquel cura.



Tras escuchar esta leyenda, los Reyes Católicos donaron a la iglesia unos relicarios que permanecen ahí desde 1.486.

Saludos cordiales, buen Camino y Feliz Año Nuevo,

sábado, 24 de diciembre de 2016

Ponferrada - Villafranca del Bierzo (II)

Como dije anteriormente, Villafranca del Bierzo, final de la décima etapa del Codex Calixtinus, se merece una entrada monográfica, aunque, como he dicho en otras entradas, mis apuntes no pretenden sustituir a la Oficina de Turismo, que siempre recomiendo visitar. Su centro histórico está declarado Conjunto Histórico-Artístico y tiene 5 monumentos catalogados como Bien de Interés Cultural. Además, tiene piscina fluvial en el río Burbia, uno de los dos ríos de esta localidad.



Domenico Laffi escribió en el s. XVII que “este es un enclave precioso en una hondonada entre cuatro montañas altísimas… Tiene muchos conventos, tanto de frailes como de monjas, una gran plaza y casas bellísimas”.

Entrando por el Camino, el primer monumento que nos recibe es la iglesia de Santiago. En su fachada norte está la Puerta del Perdón, que solo se abre los años jacobeos. Durante siglos, los peregrinos enfermos o lesionados que no podían llegar a Compostela, obtenían el jubileo entrando por esta puerta, motivo por el que se conoce a Villafranca como “Pequeña Compostela”.




Pocos metros después tenemos otro edificio notable: el castillo-palacio de los Marqueses de Villafranca, del s. XV.


Desde la Plaza Mayor se ven las torres de la iglesia de San Francisco, a la que se accede subiendo unas cuantas escaleras. Según una tradición, este templo fue fundado por San Francisco de Asís cuando peregrinó a Santiago en 1214, aunque quizás sea más fiable la tradición que atribuye su fundación a la reina Urraca de León en 1213.



Este templo tiene perfil gótico y portada románica. Entre otros, en él está enterrado el escritor del Romanticismo Enrique Gil y Carrasco (1815-1846). Su interior tiene un interesante retablo churrigueresco de Juan de Flandes, aunque lo mejor que tiene es su artesonado de madera policromada, decorado con motivos vegetales y heráldicos.



Quizás el edificio más representativo de Villafranca sea San Nicolás el Real, un imponente edificio del s. XVII construido por la Compañía de Jesús, aunque en la actualidad pertenece a los Padres Paúles. Recomiendo no conformarse con verlo desde abajo y subir a ver su iglesia y el Museo de Ciencias Naturales que alberga.



Otro edificio notable es la Colegiata de Santa María de Cluny, diseñada, para variar, por Rodrigo Gil de Hontañón. Ubicado en un bonito jardín de estilo francés llamado La Alameda, es un edificio renacentista de piedra con la peculiaridad de tener las bóvedas y la cúpula de pizarra. Su interior tiene interesantes retablos, esculturas y pasos de Semana Santa, pero lo que más llama su atención es su recargado coro rococó y la variedad de cúpulas, que hacen de este templo un sitio ideal para una clase de arte.



Para ir acabando, quiero recomendar el Convento de la Anunciada y la preciosa Calle del Agua, que tiene una buena muestra de palacios de estilo genovés –uno de los cuales es la casa natal de Gil y Carrasco– y el Convento de San José.





Aunque es imprescindible recorrerla, quiero decir que me parece terrible que una calle con tanto patrimonio histórico y artístico no esté peatonalizada. Es quizás el único pero que pondría a esta preciosa localidad.

Saludos cordiales, buen Camino y Feliz Navidad,  

viernes, 23 de diciembre de 2016

Ponferrada - Villafranca del Bierzo (I)

Esta etapa, de unos 24 km de distancia, es sencilla y variadita. Los primeros 8 kilómetros son urbanos, salvo pequeños tramos entre cultivos. Tras atravesar el casco histórico y cruzar un puente sobre el río Sil, se continúa por avenidas y barrios obreros.

En la entrada anterior hablé bien del casco histórico de Ponferrada, que merece visitarse con detenimiento.  El resto de la ciudad no es especialmente bonito, pero se ha hecho un esfuerzo por embellecerla con parques, fuentes ornamentales y esculturas figurativas. De ellas, veremos el monumento a Las Pimenteras y a Los Donantes de Sangre.



Conviene aclarar que las flechas amarillas nos hacen dar un rodeo kilométrico, pero no recomiendo atajar porque el atajo es muy desagradable (lo hice una vez por despistado: dejamos de ver las flechas y nos fiamos de una lugareña que, de buena fe, nos hizo un flaco favor) y porque la ruta oficial, además de histórica, tiene algún edificio de interés como la iglesia neorrománica de Compostilla, la iglesia de San Esteban en Columbrianos y la ermita del Divino Cristo de Fuentes Nuevas.

Después de haber andado unos 10,5 km desde la salida, llegaremos a Camponaraya, una localidad de 1,5 km de largo y un buen lugar para un avituallamiento, aunque, si se desea, en alguno de los lugares anteriores también hay bar. Poco después de salir de esta localidad, recorreremos el tramo más bonito y más relajante de la etapa, que discurre entre viñedos y chopos alejado del ruido de las carreteras.



Tras un agradable paseo de unos 4 km llegaremos a Cacabelos, una localidad de más de 5.000 habitantes en la que comienza la acción de El Señor de Bembibre, de Enrique Gil y Carrasco (1815-1846), una de las grandes novelas históricas españolas del s. XIX. De esta pequeña ciudad diría que el turismo enológico eclipsa sus encantos. Los que se queden en su albergue pueden disfrutar de un museo arqueológico con restos prerromanos de un castro cercano, un interesante patrimonio histórico y una playa fluvial en el río Cúa.

Se entra al pueblo por una calle ancha con algunas bonitas casas con balcones de madera y flores. Un poco más adelante, hay una ermita que alberga en su interior los pasos de Semana Santa. En este lugar comienza la peatonal calle de Santa María, muy animada y con bonitas casas blasonadas.




El edificio más emblemático de Cacabelos es el santuario de la Quinta Angustia, un templo barroco situado a las afueras, después de cruzar un puente sobre el río Cúa que, si no me equivoco, ha sido recientemente peatonalizado, lo que es una excelente noticia. Lamentablemente, siempre he pillado cerrado por dentro el santuario, pero he leído que tiene cinco retablos.



Si se pasa por Cacabelos la primera semana de agosto, puede disfrutarse de las fiestas de Astures y Romanos, que colocan sus campamentos al lado del río.



Por último, a los que decidan pernoctar aquí, les recomiendo tomar un taxi para ver el Monasterio prerrománico de Santa María de Carracedo, situado a unos 5 km. Está declarado Bien de Interés Cultural. Debo advertir que parte del monasterio está en ruinas, pero hay partes que se conservan bien, como sus bóvedas. En el momento de escribir esto, he visto en una web que un viaje en taxi de ida y vuelta con media hora de espera cuesta 10 €.




Saliendo de este bonito pueblo, nos quedan unos 7 km hasta Villafranca del Bierzo. Es la parte más dura de la etapa (ligera subida, aunque no es difícil) y, además, muy ingrata, porque transcurre en su mayor parte junto a la carretera y, además, no hay sombras. Este tramo discurre entre viñedos y, aunque en verano es un tostón hacerlo, en otoño es un espectáculo cuando las vides se vuelven multicolor.

Por citar un apunte histórico, a unos 2 km de Cacabelos hay un pueblo con albergue llamado Pieros en donde un cartel invita a hacer un pequeño desvío de 15 minutos para visitar el castro de Ventosa, lo que en su día fue la astur Bergida y la romana Bergidum Flavia que da nombre a la comarca del Bierzo.


Los últimos kilómetros son más agradables porque se abandona la tediosa carretera y se camina junto a una pista que pasa al lado del estudio del escultor Arturo Nogueira, un gran artista que, entre otras obras, hizo el monumento a las Pimenteras que he citado antes.



Tras un paseo más agradable entre toboganes, divisamos los tejados de pizarra de Villafranca del Bierzo que, aunque no es una población muy grande, tiene mucho para ver y lo voy a dejar para la siguiente entrada.

Saludos cordiales, buen Camino y Feliz Navidad,

domingo, 18 de diciembre de 2016

Rabanal del Camino - Molinaseca o Ponferrada (II)

La entrada anterior, para que no resultase muy larga, acababa con el precioso descenso entre Riego de Ambrós y Molinaseca.

Molinaseca está ubicada en un magnífico entorno natural, entre montañas y bañada por el río Meruelo. Además, su parte histórica está declarada conjunto histórico-artístico. El primer obsequio que ofrece a los caminantes es es el Santuario de la Angustia, ubicado a la entrada del pueblo y muy cerca de la montaña. Se trata de una iglesia del siglo XVII con un retablo barroco en el que aparece la Virgen Preciosa sosteniendo a su hijo muerto.



Tras cruzar un puente medieval peatonal conocido como Puente de los Peregrinos (dicho sea de paso, por criticar algo de esa preciosa tierra que es El Bierzo, en algunos sitios eché de menos puentes peatonales), se llega a la Calle Real, una de las más bonitas del Camino de Santiago a su paso por España. Esta preciosa calle que, afortunadamente, es peatonal, tiene bonitos palacios blasonados y preciosas y pintorescas casas con balconadas de madera.




Si el tiempo acompaña, los que se queden en Molinaseca pueden disfrutar de una piscina fluvial junto al río Meruelo. Aunque sus aguas están bastante frías, tumbados en la hierba puede disfrutarse de una magnífica vista de los montes que lo rodean y de las torres de sus iglesias. Como dije en la anterior entrada, los que prefieran pernoctar en Ponferrada (que, como vamos a ver, también es buena alternativa) tienen la opción intermedia de dormir ahí y de comer en Molinaseca y disfrutar algo de su piscina.



Para recorrer los poco más de 7 km que separan Molinaseca de Ponferrada, no hay más que seguir por la carretera, que está provista de acera. Las flechas amarillas sugieren entrar por un municipio llamado Campo, que muchos evitan para ahorrarse un kilómetro. Los que lo hagan, se perderán una fuente de época romana.

Este tramo, salvo la fuente que he citado, es muy soso y, como es habitual en las grandes ciudades, la entrada no resulta agradable, pero no hay que desesperar porque al final hay premio.

Ponferrada es una ciudad de unos 70.000 habitantes. Su nombre deriva de Pons Ferrata, que quiere decir Puente de Hierro, que hace referencia a un puente para peregrinos que, en el siglo XI, un obispo ordenó reforzar con hierro. Además del Camino Francés, aquí comienza el Camino de Santiago de Invierno, poco transitado pero bien señalizado. Los que lo recorran -confieso que yo no lo he hecho- podrán disfrutar de joyas como Las Médulas o Monforte de Lemos. Espero que pueda incorporarse a este pequeño equipo de blogueros algún coautor o coautora que quiera hablarnos de esta ruta para convencernos de que es recomendable hacerlo.

La "postal" de Ponferrada es su soberbio castillo templario con doce torres pero, aunque es con diferencia lo más notable que tiene, no es lo único que tiene para visitar y es un grave error lo que hacen muchos turistas de parar el coche, sacarse una foto junto al castillo y volverse a meter en el coche para continuar el viaje. Afortunadamente, los peregrinos podemos disfrutar más de esta ciudad.



Subiendo una cuesta junto al castillo, veremos una muy bonita casa blasonada conocida como Casa de los Escudos que alberga el Museo de la Radio, donado por el famoso periodista ponferradino Luis del Olmo.



Subiendo un poco más, se llega a una plaza muy animada rodeada de edificios con soportales, bares y terrazas. En esa plaza se alza la Basílica de la Encina, una iglesia renacentista bastante austera y con una alta y esbelta torre que los lugareños llaman “la Giralda del Bierzo” y en la que se encuentra la imagen de la virgen titular, patrona del Bierzo.



En el centro de esa plaza, hay una moderna escultura de bronce en la que se representa a un caballero templario junto a un árbol. Junto a ella, una placa explica que, según una leyenda, cuando se estaba construyendo el castillo, un templario encontró una imagen de la Virgen en un hueco de una encina.

La visita cultural continúa por una estrecha calle peatonal que acaba en una esbelta torre blasonada con reloj, campana y un arco de medio punto que permite pasar por debajo de ella. Curiosamente, creo que es la única torre de España con reloj que no está adosada a ningún edificio.



En esa misma calle estrecha puede disfrutarse de bonitos edificios como la antigua cárcel, que hoy acoge el Museo del Bierzo. Confieso que no lo he visto porque nunca me ha dado tiempo, pero, por lo que he visto en internet y me han contado, merece la pena visitarse y, entre otras cosas, tiene restos romanos (tened en cuenta que cerca de Ponferrada están las minas romanas de Las Médulas). 



Pasando bajo el arco de la Torre del Reloj, llegamos a la Plaza Mayor, rodeada de edificios de fachadas de colores con soportales y en donde se encuentra la Casa Consistorial, un edificio barroco muy parecido al de Astorga. En esta plaza, también es típico sacarse una foto junto a una escultura que representa a un barquillero.



Saliéndome ligeramente del tema, a unos 10 km de Ponferrada está uno de los pueblos más bonitos de España: Peñalba de Santiago, que tengo la suerte de conocer. Además de ser precioso por su arquitectura y su iglesia mozárabe del s. X, es un lugar idílico por su emplazamiento, rodeado de montes en el Valle del Silencio. 

Para terminar, un apunte gastronómico. En la comarca de El Bierzo es muy típico el botillo, un plato hecho con productos del cerdo y muy adobado. Mi opinión: muy bueno, pero quizás muy contundente para tomar en verano. La mejor época para comerlo es en invierno.


sábado, 17 de diciembre de 2016

Rabanal del Camino - Molinaseca o Ponferrada (I)

Al igual que en otras ocasiones, me resulta muy difícil recomendar un final de etapa. He pernoctado en Molinaseca y en Ponferrada y ambas son magníficas opciones y, si no hay inconveniente en andar por la tarde, es posible una opción intermedia que es comer con tranquilidad en Molinaseca y dormir en Ponferrada.

En mi opinión, hay etapas que tienen paisaje más bonito y etapas con más y mejor patrimonio, pero la combinación de un bonito paisaje con preciosas aldeas de montaña y un estupendo final en Molinaseca o Ponferrada, hace que sea mi etapa favorita.

Si se ha pernoctado en Rabanal, se comienza la etapa subiendo un puertecito entre arbustos durante unos 5 km para llegar a Foncebadón, un pueblo en estado ruinoso que, si lo arreglasen, podría ser una pocholada, pero no parece interesar mucho a los gestores públicos. En su favor hay que decir que hay buen ambiente peregrino.



Es posible que en esta localidad tuviese un concilio que tuvo lugar en el s. X para tratar de los robos y asesinatos, aunque no es seguro del todo. Lo que sabemos es que tuvo lugar en el Monte Irago, que es como se conocía entonces a lo que hoy se llama Puerto de Foncebadón.

Continuamos andando unos kilómetros en una cuesta arriba casi imperceptible para llegar a la Cruz de Ferro, uno de los hitos del Camino por tres motivos: por ser el límite entre las comarcas de La Maragatería y El Bierzo, por ser el techo del Camino y por el conocido rito de arrojar una piedra al montículo de piedras que hay bajo la cruz.



Al parecer, esta costumbre se realizaba en honor de Mercurio, pero un eremita llamado Gaucelmo la cristianizó y simboliza la solidaridad entre los caminantes de todas las épocas.

La comarca de El Bierzo suele sorprender gratamente a los que la visitan por primera vez por varias razones: por su bonito paisaje, más parecido al de Galicia que al de Castilla y León (habría que matizarlo en el caso de los viñedos), por su bonita arquitectura popular, de la que enseguida hablaré y, por su patrimonio cultural e histórico, más rico de lo que se suele esperar.

Tras unos pocos kilómetros de sube-baja, llegamos a Manjarín, una aldea abandonada que también es un hito del Camino gracias a Tomás. Es mucho lo que podría decir de este hombre bondadoso amigo de los peregrinos, así que, para no enrollarme, pongo un vídeo (hay más en la red) y un enlace. Actualmente, frecuenta menos su fundación a causa de un problema cardiaco, pero siempre hay templarios y es un buen lugar para tomar un café y disfrutar de una agradable conversación con buena música de fondo con los que continúan su obra.

Se reconoce el lugar por los carteles que indican la distancia a Santiago y a muchos otros lugares: Trento, Machu Pichu, etc.






Desde Manjarín hasta Molinaseca toda la etapa es en continuo descenso y con un magnífico paisaje. Después de 8 kilómetros de bajada está El Acebo, una preciosa aldea de montaña con la típica arquitectura berciana: tejados de pizarra, pared de piedra y balcones de madera. Antaño, esta población estaba exenta de impuestos a cambio de colocar 800 estacas que señalasen el camino a los peregrinos.


No muy lejos de ahí, aunque fuera del Camino, hay una ferrería medieval que funciona con agua y está catalogada como Bien de Interés Cultural.

Salimos de El Acebo pasando por un monumento al bicigrino Heinrich Krausse, que falleció en un accidente. Como puede verse, el monumento representa una bicicleta con las ruedas rotas.



Continuando el precioso descenso entre montes llegamos a Riego de Ambrós, otra bonita aldea típicamente berciana, en la que recomiendo echar un vistazo a la iglesia de Santa María Magdalena.



Si el tiempo acompaña, los poco más de 4 kilómetros que quedan hasta Molinaseca son realmente deliciosos, entre plantas aromáticas y castaños. Aunque, cuando se ve la meta o un pueblo intermedio es habitual tener ganas de llegar, esto no me ocurre en este tramo, en el que el paisaje y la visión de los tejados de Molinaseca hacen que desee que no se acabe nunca (exagerando un poco).



Como veo que me he extendido un poco, dejo Molinaseca y Ponferrada para la siguiente entrada.

Saludos cordiales y buen Camino,

miércoles, 14 de diciembre de 2016

ASTORGA - RABANAL DEL CAMINO (O FONCEBADÓN)

Saliendo de Astorga, hay dos finales típicos de etapa, Rabanal del Camino (unos 20.5 km) y Foncebadón (unos 26 km), ambos pertenecientes al municipio de Santa Colomba de Somoza. Yo he pernoctado en los dos lugares y prefiero Rabanal, aunque Foncebadón no es una mala opción. Os doy información para elegir:


  •      Para ir de Rabanal a Foncebadón hay que subir casi 300 metros en unos 5 km. Los hay que prefieren subirlos estando fresquito y los hay que prefieren quitárselo de encima para el día siguiente.
  •          Rabanal es más bonito que Foncebadón.
  •          En Rabanal hay a diario canto gregoriano.
  •          En los dos pueblos hay buen ambiente peregrino.
  •       La principal ventaja de Foncebadón es que la etapa siguiente se hace más liviana por no tener que empezar subiendo un puerto.


Esta etapa transcurre por la comarca de la Maragatería, que debe su nombre a los maragatos, un pueblo de arrieros y vendedores ambulantes que practicaban una fuerte endogamia. El paisaje que veremos es de agradable transición entre el páramo leonés y el verde del Bierzo, con muchos arbustos y cada vez más cubierta vegetal. En el horizonte tendremos la vista de los Montes de León y, entre ellos, el Monte Teleno, con más de 2.000 metros de altura.



Los pueblos intermedios, situados a una distancia razonable unos de otros, tienen la típica y bonita arquitectura maragata: grandes portones de madera, fachadas de mampostería y patio interior. En el interior de sus iglesias no encontraremos espectaculares retablos como en etapas anteriores, pero sí bonitas tallas que es recomendable visitar.

Lo peor de la etapa es que se recorre un soso andadero contiguo a una carretera local y hay algunos momentos en los que hay que pisar asfalto.

Poco después de salir de Astorga llegamos a la ermita del Ecce Homo, de la pedanía de Valdeviejas, que abre temprano y sella credenciales. Tanto si gusta como si no gusta el arte, recomiendo la entrada, aunque solo sea como gesto de gratitud hacia el madrugador buen hombre que abre la ermita y trata con mucho cariño a los peregrinos. Además, pese a su pequeño tamaño, tienen el detalle de tener una rampa para que puedan pasar los usuarios de sillas de ruedas.



El primer pueblo en el que se puede hacer una pausa es Murias de Rechivaldo, un bonito pueblo maragato. 




En este blog tengo por norma no hacer publicidad de ningún negocio (si en alguna foto se ve algún rótulo de algún negocio, que quede claro que lo que me interesa destacar es el continente -la casa-, no el contenido) pero, sin que sirva de precedente, voy a saltarme a medias esta norma para informar a los veganos, intolerantes a la lactosa y demás interesados que hay un local que tiene un amplio surtido de "leches" vegetales, al menos la última vez que yo estuve.

Al llegar aquí hay que decidir si seguimos las flechas amarillas o hacemos un desvío heterodoxo a Castrillo de Polvazares por un par de kilómetros de propina. Recomiendo sin duda lo segundo, pues es un precioso pueblo catalogado como Conjunto Histórico-Artístico y no es raro encontrar algún autobús con excursionistas.




Tanto si se hace el desvío como si no se hace, el siguiente pueblo que visitamos es Santa Catalina de Somoza, otro bonito pueblo maragato. En la foto os pongo un patio que, como he dicho antes, es un elemento típico de la arquitectura maragata. 



La siguiente aldea, El Ganso, tiene bastante animación y son interesantes sus casas, con cubiertas de paja y centeno. De allí a Rabanal quedan todavía 7 km en ligera pendiente y que, en algún momento, la monotonía del andadero se rompe al entrar en un robledal.



Rabanal del Camino, fin de la novena etapa del Codex Calixtinus, es un pueblo con típicas casas maragatas a cuál más bonita, en una de las cuáles pernoctó Felipe II. 




Saludos cordiales y buen Camino,