viernes, 23 de diciembre de 2016

Ponferrada - Villafranca del Bierzo (I)

Esta etapa, de unos 24 km de distancia, es sencilla y variadita. Los primeros 8 kilómetros son urbanos, salvo pequeños tramos entre cultivos. Tras atravesar el casco histórico y cruzar un puente sobre el río Sil, se continúa por avenidas y barrios obreros.

En la entrada anterior hablé bien del casco histórico de Ponferrada, que merece visitarse con detenimiento.  El resto de la ciudad no es especialmente bonito, pero se ha hecho un esfuerzo por embellecerla con parques, fuentes ornamentales y esculturas figurativas. De ellas, veremos el monumento a Las Pimenteras y a Los Donantes de Sangre.



Conviene aclarar que las flechas amarillas nos hacen dar un rodeo kilométrico, pero no recomiendo atajar porque el atajo es muy desagradable (lo hice una vez por despistado: dejamos de ver las flechas y nos fiamos de una lugareña que, de buena fe, nos hizo un flaco favor) y porque la ruta oficial, además de histórica, tiene algún edificio de interés como la iglesia neorrománica de Compostilla, la iglesia de San Esteban en Columbrianos y la ermita del Divino Cristo de Fuentes Nuevas.

Después de haber andado unos 10,5 km desde la salida, llegaremos a Camponaraya, una localidad de 1,5 km de largo y un buen lugar para un avituallamiento, aunque, si se desea, en alguno de los lugares anteriores también hay bar. Poco después de salir de esta localidad, recorreremos el tramo más bonito y más relajante de la etapa, que discurre entre viñedos y chopos alejado del ruido de las carreteras.



Tras un agradable paseo de unos 4 km llegaremos a Cacabelos, una localidad de más de 5.000 habitantes en la que comienza la acción de El Señor de Bembibre, de Enrique Gil y Carrasco (1815-1846), una de las grandes novelas históricas españolas del s. XIX. De esta pequeña ciudad diría que el turismo enológico eclipsa sus encantos. Los que se queden en su albergue pueden disfrutar de un museo arqueológico con restos prerromanos de un castro cercano, un interesante patrimonio histórico y una playa fluvial en el río Cúa.

Se entra al pueblo por una calle ancha con algunas bonitas casas con balcones de madera y flores. Un poco más adelante, hay una ermita que alberga en su interior los pasos de Semana Santa. En este lugar comienza la peatonal calle de Santa María, muy animada y con bonitas casas blasonadas.




El edificio más emblemático de Cacabelos es el santuario de la Quinta Angustia, un templo barroco situado a las afueras, después de cruzar un puente sobre el río Cúa que, si no me equivoco, ha sido recientemente peatonalizado, lo que es una excelente noticia. Lamentablemente, siempre he pillado cerrado por dentro el santuario, pero he leído que tiene cinco retablos.



Si se pasa por Cacabelos la primera semana de agosto, puede disfrutarse de las fiestas de Astures y Romanos, que colocan sus campamentos al lado del río.



Por último, a los que decidan pernoctar aquí, les recomiendo tomar un taxi para ver el Monasterio prerrománico de Santa María de Carracedo, situado a unos 5 km. Está declarado Bien de Interés Cultural. Debo advertir que parte del monasterio está en ruinas, pero hay partes que se conservan bien, como sus bóvedas. En el momento de escribir esto, he visto en una web que un viaje en taxi de ida y vuelta con media hora de espera cuesta 10 €.




Saliendo de este bonito pueblo, nos quedan unos 7 km hasta Villafranca del Bierzo. Es la parte más dura de la etapa (ligera subida, aunque no es difícil) y, además, muy ingrata, porque transcurre en su mayor parte junto a la carretera y, además, no hay sombras. Este tramo discurre entre viñedos y, aunque en verano es un tostón hacerlo, en otoño es un espectáculo cuando las vides se vuelven multicolor.

Por citar un apunte histórico, a unos 2 km de Cacabelos hay un pueblo con albergue llamado Pieros en donde un cartel invita a hacer un pequeño desvío de 15 minutos para visitar el castro de Ventosa, lo que en su día fue la astur Bergida y la romana Bergidum Flavia que da nombre a la comarca del Bierzo.


Los últimos kilómetros son más agradables porque se abandona la tediosa carretera y se camina junto a una pista que pasa al lado del estudio del escultor Arturo Nogueira, un gran artista que, entre otras obras, hizo el monumento a las Pimenteras que he citado antes.



Tras un paseo más agradable entre toboganes, divisamos los tejados de pizarra de Villafranca del Bierzo que, aunque no es una población muy grande, tiene mucho para ver y lo voy a dejar para la siguiente entrada.

Saludos cordiales, buen Camino y Feliz Navidad,

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