sábado, 31 de diciembre de 2016

Villafranca del Bierzo - O Cebreiro

No quiero cambiar de año sin escribir la entrada nº 50 de este blog.

En esta ocasión, voy a tratar de la etapa reina del Camino, de casi 30 km y con los últimos 12 km cuesta arriba. Como he dicho muchas veces, mandan las fuerzas y las relaciones sociales y, para los que les dé algo de miedo esta etapa, hay muchos lugares en los que pernoctar.

O Cebreiro es un lugar mágico y precioso pero, además de tener que pasar este duro peaje, en la época de más masificación, el único albergue que tiene se queda pequeño y eso hace que algunos peregrinos tengan que continuar su etapa o pagar por una casa rural.

En esta etapa hay 9 pueblos intermedios, todos ellos con albergue y bar, por lo que puede elegirse con total libertad en qué lugares hacer una pausa o incluso pernoctar. 

En esta etapa hay dos grandes partes. La primera de ellas es el tramo de unos 20 km que transcurre entre Villafranca del Bierzo y Herrerías/Ferrerías. En estos 20 km se suben unos 175 metros de desnivel y se atraviesan 6 pueblos intermedios, a saber, Pereje/Perexe, Trabadelo, A Portela de Valcarce, Ambasmestas, Vega de Valcarce/A Veiga de Valcarce y Ruitelán.

Como podéis apreciar, algunos de estos pueblos tienen nombre bilingüe. Esto es porque, aunque estamos en la Comunidad Autónoma de Castilla y León, en el oeste del Bierzo se habla algo el gallego, lengua que, según el Estatuto de Autonomía de Castilla y León, debe estar protegida, junto con el leonés. 

En este tramo hay una de cal y una de arena. Abandonamos Villafranca cruzando un puente sobre el río Burbia y, poco después, remontamos río arriba el río Valcarce, que se junta con el Burbia en Villafranca. El paisaje es precioso, entre montañas, con árboles a los lados y el agradable sonido del agua y de los pajaritos y, a medida que va avanzando la etapa, el paisaje se va haciendo más y más bonito. Aunque pienso que es "pecado" hacer cualquier tramo del Camino con auriculares, hacerlo por aquí es más grave todavía.





Lo malo de este tramo es que la etapa transcurre por la antigua N-VI que, aunque está prácticamente vacía de coches, el Camino transcurre por un sosísimo andadero separado de la carretera con bloques de cemento.



Sobre los pueblos que atravesamos, en mi opinión, sin ser bellezones como otros pueblos bercianos como Molinaseca, El Acebo o Cacabelos, todos ellos son agradables y tienen algo que ver: casas antiguas, retablos barrocos en sus iglesias, un hórreo...



Mi recomendación es atravesar todos y cada uno de estos pueblos sin circunvalarlos y, si encontramos abiertas sus iglesias, entrar en ellas.

La segunda parte de la etapa comienza en Herrerías/Ferrerías y es cuesta arriba y, ahora sí, sin asfalto ni cemento. Para llegar a O Cebreiro hay que superar un desnivel de unos 610 metros en unos 8 km. La pendiente no es exagerada, pero hay que tener en cuenta que hay unos cuántos kilómetros acumulados.

En este último tramo hay dos bonitas aldeas de montaña -La Faba/A Faba y Laguna de Castilla/A Lagua- que son una buena alternativa para pernoctar.



Este último pueblo, situado a poco más de 2 km de O Cebreiro, es el último de la Provincia de León y, poco antes de llegar a la meta, tenemos el mojón que indica cambio de Provincia y de Comunidad Autónoma.

O Cebreiro es un pueblo completo, que tiene belleza, historia y leyenda. Comenzando por lo primero, hay belleza en O Cebreiro y desde O Cebreiro. En primer lugar, tiene bonitas casas rústicas de montaña hechas en piedra, así como pallozas celtas, con planta oval, muro de escasa altura y tejado en forma de cono con planchas de madera y paja de centeno.




Pero, además de ser muy bonito por su arquitectura, si el tiempo acompaña, que no siempre ocurre, desde O Cebreiro hay unas vistas magníficas del Bierzo (la foto en la que salgo yo) y desde Galicia, que es espectacular si tenemos la suerte de que arriba esté despejado y abajo haya niebla.



Como decía, O Cebreiro también tiene historia y leyenda. Empezando por la historia, este pueblo tiene mucho que ver con la historia contemporánea del Camino y, en concreto, con las flechas amarillas, que son una creación del párroco de O Cebreiro Elías Valiña (1929-1969). Si no me han informado mal, acudió al Ministerio de Obras Públicas para pedir ayuda para señalizar el Camino y, lo que hicieron fue darle pintura amarilla sobrante de las obras de construcción de carreteras. Es mucho lo que hablaría de este gran hombre, pero necesitaría para ello una o más entradas, así que os invito a preguntar a Google.

Y, por último, una leyenda que tiene como escenario su templo prerrománico. Hacia 1.300, un hombre muy beato se desplazaba a diario tres kilómetros para acudir a misa a O Cebreiro y, un día en el que hubo una gran tormenta, ese hombre fue el único que acudió a la celebración. Al verlo, el cura se burló de él diciendo que había acudido con una gran tempestad y fatigado para ver un poco de pan y vino. Entonces, al realizar la consagración, Dios convirtió la hostia y el vino en carne y sangre como respuesta a la falta de fe de aquel cura.



Tras escuchar esta leyenda, los Reyes Católicos donaron a la iglesia unos relicarios que permanecen ahí desde 1.486.

Saludos cordiales, buen Camino y Feliz Año Nuevo,

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