viernes, 28 de julio de 2017

Somport - Jaca (I)

Este mes de julio he recorrido un tramo del conocido como Camino Aragonés que, en realidad, debe decirse Camino Francés por Aragón, por dos motivos: porque es un ramal del Camino Francés y porque no es el único camino aragonés: también tenemos el Camino del Ebro (que abarca desde el delta del Ebro hasta Logroño), el Camino Catalán por Zaragoza y el Camino Catalán por Huesca. Es una ruta poco frecuentada, pese a no carecer de encantos paisajísticos ni patrimoniales, como veremos.

Por cuestiones de agenda y de transporte, no empecé en la bonita localidad francesa de Oloron-Sainte-Marie, sino en Somport, el Sumus Portus romano. De todas formas, os recomiendo no seguir mi ejemplo y empezar en esa ciudad francesa, inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad, pues el Camino de Santiago es internacional, por lo que es recomendable hacer al menos dos etapas en Francia antes de entrar en España. Además, así se bajará un monte después de haberlo subido atravesando un Parque Nacional francés.




Esta etapa es de unos 30 km y en ella se descienden, aproximadamente, 800 metros de desnivel.  En mi opinión, es quizás la más espectacular del Camino Francés a su paso por España en lo que a paisaje se refiere. Lo malo es que los amantes del arte nos encontraremos las iglesias cerradas, salvo que coincida con horario de culto. Aunque este blog no pretende ser una guía sino dar a conocer el patrimonio, historia y leyendas del Camino, quiero advertir a futuros peregrinos que es probable que en Somport haya niebla y frío, incluso en verano.

Si se empieza en Somport, pronto se ve un pequeño río que nos acompañará durante la etapa y que, según el dicho popular, junto al Ega y Arga, hace al Ebro varón. Imagino que todos los lectores de España habrán adivinado que ese pequeño río es el Aragón que, como veremos en otras entradas, crece y pasa a ser un río majestuoso y ancho.

Además del río Aragón, disfrutaremos durante la etapa de espectaculares montañas de más de 2.000 metros de altura y de algunos afluentes del río. Os pongo unas fotos tomadas por mí y que, si os soy sincero, no recuerdo en qué tramo de la etapa están.




El primer pueblo habitado es Candanchú, situado a pocos kilómetros de Somport y famoso por su estación de esquí, la primera que se creó en los Pirineos Aragoneses. Salvo que se desee desayunar, no es necesario entran en el pueblo. En cambio, sí recomiendo contemplar lo que fue el hospital de Santa Cristina que, aunque está en ruinas desde el s. XVII, sabemos por el Codex Calixtinus que fue uno de los tres grandes hospitales de la Cristiandad.


El primer pueblo en el que se entra, a unos 6,8 km de la salida, es Canfranc Estación, un núcleo moderno creado en torno a la famosa estación de ferrocarril, inaugurada en 1928 por los Jefes de Estado de España y Francia, a saber, Alfonso XIII y Gaston Doumergue. Este edificio destaca por el enorme tamaño de su fachada (unos 240 metros) y, en la actualidad, aunque sigue en funcionamiento, lleva una existencia bastante lánguida, pues la línea ferroviaria Zaragoza-Pau se interrumpió en 1970 como consecuencia del derrumbamiento de un puente que, afortunadamente, no causó víctimas mortales y, lamentablemente, no parece haber interés en reabrirla. Como curiosidad, existe la leyenda urbana de que aquí se rodó alguna escena de Doctor Zhivago, pero no hay ninguna constancia de ello, aunque sí de que se han rodado otras películas.



Además de la estación, también hay que mencionar la Torre de Fusileros, una edificación del s. XIX que, actualmente, se utiliza como sala de exposiciones.

Caminando 4,5 km más, llegamos a Canfranc pueblo, más bien moderno porque fue arrasado por un incendio en 1944, aunque sobrevive la iglesia románica de la Asunción.


En mi opinión, lo mejor de Canfranc está a la salida y es el puente medieval sobre el río Aragón (la foto es de la Editorial Buen Camino).



Este puente tiene su leyenda. La transcribo tal cual se la he leído a mi amiga Ara Peregrina, cambiando el color de la fuente para que se sepa que es de ella:

"Cuenta la leyenda que, hace siglos, una peregrina judía caminaba hacia Santiago por tierras aragonesas. Concretamente, entró a España por Somport, y entrando la noche, una noche fría de invierno del Pirineo aragonés, llegó a Canfranc Pueblo buscando cobijo. Llevaba la cabeza tapada con una capa y al verla los habitantes del pueblo corrieron a sus casas, cerraron sus puertas y desoyeron su llamada buscando refugio, ese que en estas tierras es obligatorio dar al peregrino.

Corrió a la Iglesia, sabiendo que dentro estaba el cura, pero este le negó el paso, provocando la ira de la mujer, que continuó su camino hacia Jaca.

Pero, al llegar a ese puente, conocido como el Puente de los peregrinos, descubrió su rostro, miró al pueblo y levantando su bordón soltó una maldición que se oyó en todo El Valle:


"¡CANFRANC, YO TE MALDIGO!
Dos veces por el fuego arderás, 
y por último, el agua te arrasará!"

En 1617 con 200 habitantes en el pueblo sufrió el primer incendio, solo quedó en pie el castillo, el molino de harina, la iglesia de la Santísima Trinidad y dos casas.

En 1944 y con 1000 habitantes el segundo, el más terrible, que surgió en una casa, se propagó por los tejados y arrasó el pueblo, trasladándose sus vecinos al nuevo Canfranc Estación, que nació al compás de las obras de su mágica estación internacional.

Desde entonces, cuando llegan las crecidas, todos miramos al río, nuestro querido río Aragón y rezamos cuanto sabemos para que no se cumpla la profecía...o, al menos, para que no nos pille allí"

Continuando esta preciosa etapa, el siguiente pueblo es Villanua. A mí me gustó más que los anteriores porque lo vi más auténtico, pues tiene algo de arquitectura popular, mientras que los anteriores son más bien urbanizaciones modernas que deben mucho al esquí. Cerca de aquí está la bonita Cueva de las Güixas (brujas), pero es para turistas, no para peregrinos, pues hay que pedir cita previa para visitarla.


A partir de aquí, hay que elegir entre dos variantes. Yo elegí la de la izquierda porque va más alejada de la carretera. No me arrepentí de ello, pero no puedo juzgar si es mejor o peor que la otra, que desconozco.

El penúltimo pueblo de la etapa es Castiello de Jaca, que debe su nombre, al parecer, a un antiguo castillo del que no se ha encontrado ningún resto. Su casco urbano está declarado Bien de Interés Cultural y es una pocholada, con casas de pared de piedra y tejados de pizarra.



En su interior, que es muy difícil poder disfrutar, hay un buen retablo barroco y un arca con reliquias que se abre el primer domingo de julio y que también tiene su leyenda. Hay varias versiones, de las cuáles mi favorita es que un peregrino llego exhausto a esta localidad y, en agradecimiento por el buen trato recibido, donó el relicario, motivo por el que se conoce a este pueblo como "el de las mil reliquias".

De aquí a Jaca ya solo quedan unos 7 km. Como no es poco lo que hay que contar de Jaca, lo dejo para la siguiente entrada.






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