domingo, 15 de abril de 2018

Arrés - Ruesta

Entre Arrés y Ruesta, seguimos en Aragón, pero cambiamos de provincia. Esta etapa tiene varias opciones, por lo que el número de kilómetros puede variar ligeramente. Se trata de una etapa amenazada por un proyecto de atentado del que hablaré más abajo.

Entre el principio y el final, hay tres pueblos, pero se encuentran ligeramente alejados de la pista por la que transcurre la etapa: Martes, Mianos y Artieda. Por lo tanto, si uno quiere ahorrar algunos kilómetros, puede no entrar en ninguno de ellos (en este caso, hay que salir de Arrés cargado con comida y con abundante agua), o entrar en uno, dos o incluso los tres de ellos. Si entramos en uno de ellos, la etapa resultaría de unos 29 km y, si no entramos en ninguno, solo ahorraríamos unos 500 metros, por lo que desaconsejo encarecidamente la opción de no entrar en ninguno de ellos.

La mayor parte de la etapa transcurre entre cultivos de cereal por una cómoda pista agrícola. A los 7,2 km tenemos la opción de desviarnos a Martes. Si se hace el Camino en verano, desaconsejo este desvío porque no tiene servicios y, en esta época, hace mucho calor. En cambio, en otra época puede estar bien desviarse, pues es un pueblo medieval una interesante muestra de arquitectura civil y religiosa, aunque su iglesia suele estar cerrada.




Después del desvío, el Camino continúa entre cultivos, aunque también podemos contemplar unas curiosas formaciones geológicas llamadas badlands, como la que muestro en esta foto.



Tras algo más de 6 km, tenemos de nuevo la opción entre seguir por la pista agraria o subir a Mianos, ya en la provincia de Zaragoza. Aunque no tiene servicios (creo que tiene en proyecto un albergue), subir a este pueblo medieval es una opción interesante, pues tiene muy buenas vistas de la Canal de Berdún, además de algunas casas señoriales y una iglesia con algunos tesoritos que, desgraciadamente, suele estar cerrada, como la gran mayoría de las iglesias del Camino Francés por Aragón. Es realmente lamentable el poco interés de sus gestores públicos en mostrar sus tesoros.







Si se sube a Mianos, que fue lo que yo hice, puede desandarse lo andado para regresar al Camino o continuar a Artieda por una carretera local.

Artieda tiene una bonita arquitectura de montaña y, a diferencia de los anteriores, sí que tiene albergue, bar y fuente. Sus calles son circulares, pues está planificado como un caracol y, en su interior, destaca la medieval Casa de los Diezmos y su iglesia de San Martín que, para variar, suele estar cerrada.  





Si no se ha hecho la tontería de ahorrar 500 metros, hay que regresar al Camino y afrontar los últimos 11 km. En un principio, caminamos por una insulsa carretera sin sombra para, finalmente, entrar en uno de los parajes más bonitos del Camino de Santiago Francés y, sobre todo, con sombra.

El paraje en cuestión es un agradable bosque junto al embalse de Yesa. Sin embargo, esta bendición para los peregrinos está en peligro a causa de una barbaridad de nuestros magníficos gestores públicos que, hace años, planificaron un recrecimiento del embalse y, si Dios o Bruselas no lo impiden, será engullido por las aguas.

Hago un inciso para decir que, conversando con una amiga de Jaca, me pregunté por qué hay políticos con poco interés en promocionar el maravilloso Camino de Santiago Francés por Aragón. Me dijo que esa falta de interés podía resumirse en una palabra: Yesa. Ese recrecimiento amenaza al Camino con hacer perder uno de sus tramos más bonitos, del que pongo algunas fotos.



Tras un agradabilísimo paseo por este bosquete junto al embalse de Yesa, que quizás no pueda disfrutarse en los próximos años a causa de este atentado, llegamos a Ruesta, en donde propongo finalizar la etapa.




Este lugar es mágico. Su población abandonó el pueblo porque el embalse les privó de sus tierras de cultivo, pero, en 1988, la Confederación Hidrográfica del Ebro lo cedió al sindicato CGT, que ha establecido un albergue para peregrinos y un centro de interpretación. Sin embargo, el abandono de este lugar y la falta de recursos de la CGT, hacen que aumente su ruina y, desgraciadamente, unos meses después de que yo tuviese la suerte de pernoctar, su iglesia sufrió un derrumbe.